La naturaleza es fascinante, hoy quiero compartir contigo la increíble capacidad adaptación a entornos desafiantes y un ejemplo extraordinario de resiliencia y evolución. Estoy hablando del árbol de savia azul, conocido científicamente como Pycnandra acuminata.
Para hablar de esta extraordinaria especie tenemos que viajar hasta la otra punta del mundo (¡literal!) a la isla de Nueva Caledonia, ubicada en el Pacífico Sur.
Allí se encuentra una gran cantidad de depósitos de níquel provocando un impacto significativo en el paisaje y la ecología local. A pesar de la riqueza en níquel, gran parte del suelo es pobre en nutrientes y altamente ácido, lo que hace que la vida vegetal sea casi imposible y un auténtico desafío.
En medio de este entorno hostil, se encuentra una especie botánica que ha desarrollado una característica extraordinaria la capacidad de trasformar ese exceso de níquel a su favor.
El árbol, Pycnandra acuminata, conocido como árbol de sangre o savia azul a simple vista tiene flores blancas, hojas alargadas... todo normal. Pero si realizas un pequeño corte en la corteza verás brotar un látex azul turquesa, espeso y pegajoso con gran cantidad de níquel.
Este árbol ha desarrollado una adaptación llamativa para sobrevivir : Por un lado aísla el exceso de níquel , de tal manera que mantiene al metal al margen de los procesos vitales y al mismo tiempo lo usa como defensa contra enemigos naturales , y es que esta savia azul, contiene propiedades repelentes de insectos.
En Nueva Guinea, el árbol se convirtió en un símbolo de orgullo nacional y se incorporó a la cultura local como un emblema de la riqueza natural de la isla.