Después de 12 o 13 años viviendo en Francia, creo que puedo asegurar que el auténtico emblema del verano francés ¡no son unas vacaciones en Provenza!
Cuando llega el verano a Francia, hay un protagonista indiscutible en mercados, picnics y mesas familiares: el melón cantaloup. Con su forma redondeada, piel estriada y pulpa anaranjada y jugosa, este fruto no solo refresca los días calurosos, sino que evoca siglos de historia y una elegancia que viene, literalmente, de la realeza.
El melón llegó a Francia como un lujoso fruto exótico, reservado a las clases altas siendo Luis XIV, el Rey Sol, quien lo elevaría al estatus de manjar real. Era tan fan, que mandó cultivarlo en los vastos y fastuosos jardines de Versalles. Se dice que adoraba su dulzura y exigía que se le sirvieran regularmente. Su pasión por el cantaloup ayudó a popularizarlo entre la nobleza y la alta sociedad de la época.
A partir de entonces, su cultivo se expandió por regiones más cálidas, especialmente en el sur de Francia, donde encontró un clima ideal.
Hoy se ha convertido en un auténtico símbolo del verano francés , tanto como unas “vacaciones en Provenza” o el gazpacho en España . Créeme cuando te digo que en todas las mesas francesas sin excepción hay melón fresco acompañado de unas lonchas de jamón de Bayona.
Por eso el melón cantaloup no es solo una delicia estival: es un pedazo comestible del patrimonio cultural de Francia. 🇫🇷 🍈
BONNE FÊTE NATIONALE
Qué interesante , ahora ya no lo vemos como un fruto exótico pero si delicioso!!! me encantas estas pinceladas de historia de las que siempre aprendes algo;gracias por compartir!!